El "desconfinamiento" de los más pequeños

22.04.2020

"A Màlia, de tres años, desde hace algunos días sus padres le han notado que tiene un tic nervioso en el ojo y parpadea sin cesar; se enfada mucho y está irritable, lo que es poco habitual en ella."  

"Martí, de cuatro, de repente tiene miedo de todo y no se atreve ni a ir al baño solo."

"Petra, que hace casi dos años que dejó el pañal, ha vuelto a hacerse pis encima".


Como muchos compañeros de profesión han mencionado durante el último mes, el confinamiento puede tener un impacto psicológico en nosotros y, especialmente, en los más pequeños de la casa. La OMS recomienda, al menos, una hora de actividad física al aire libre diariamente, para que los menores reciban los beneficios de la luz natural, el movimiento y el juego. La psicóloga experta en infancia e innovación educativa, Heike Freire ha manifestado públicamente en sus redes sociales el derecho de las criaturas de nuestro país a salir de casa como en las medidas llevadas a cabo por otros países vecinos. Y, por fin, parece que los más pequeños van a poder disfrutar de salidas del hogar en los próximos días.

Estos ejemplos con los que iniciamos el post, remarcan el estrés que supone a nuestros más pequeños la situación actual, una situación muy complicada que intensifica las emociones, llevándolas a extremos; a los niños y niñas les pasa lo mismo con la dificultad añadida de no entender con exactitud lo que sucede y no contar con las palabras ni herramientas para expresarlo.

Con esta decisión reciente de posible salida de los menores, nos encontramos ante un cambio, y como toda novedad, nos podemos encontrar reacciones diferentes, como:

  • Puede haber niños o niñas a quienes les asuste la idea de salir de casa. Llevan semanas escuchando que hay un virus fuera y que está causando mucho daño, incluso algunos de ellos han tenido miedo por ver a sus familiares saliendo de casa; por tanto, ahora que les toca a ellos podrían preferir no salir debido a esta inseguridad. 

  • Por otro lado, también puede afectar al sentimiento de seguridad de los padres, muchos padres y madres van a mostrarse asustados al salir del hogar y los peques captan todos esos nervios.

Lo más importante es que la experiencia de salir a la calle no sea vivida como algo aversivo, ya que podría resultar contraproducente. Hay que tener en cuenta que esto es un gran cambio para ellos, el mundo que conocían ha cambiado y hay que tomar medidas para esta nueva situación; y como todo cambio, va asociado a un proceso paulatino y, sería interesante, que fuese sin presiones y de la forma más relajada posible.

Ante la novedad y el cambio hay tres aspectos fundamentales a tener en cuenta:


De cara a facilitar que las condiciones en las que se sale sean las mejores posibles tanto con las precauciones sanitarias (que ya conocemos) como las precauciones emocionales, y basándonos en estos pilares del cambio, os dejamos, a continuación, unas sugerencias:

  • Crear un espacio seguro para que puedan preguntar, escucharles y comprender sus miedos y preocupaciones. Ante sus preguntas, responder de manera sincera y adaptado a su edad. Si estáis asustados, podéis compartirlo con ellos, acompañado de las cosas que os sirven para gestionar ese miedo (distraerse viendo la tele, pensar en que las medidas son adecuadas porque hay personas trabajando para que funcionen...), todo lo que os ayude les permitirá conocer herramientas que pueda ayudarles a ellos y les hará sentirse comprendidos porque normaliza sentir la emoción.

  • Anticipar lo que van a encontrarse. No están acostumbrados a ver las calles totalmente vacías, ni a personas con mascarillas y guantes, ni todos los establecimientos cerrados, por tanto, es importante explicarle las condiciones en las que ahora se sale a la calle. La ansiedad disminuye y la confianza aumenta cuando sabemos con qué nos podemos topar ante una nueva experiencia. De igual modo, anticipar los pasos que habrá que seguir al llegar a casa (quitarse los zapatos, lavarse las manos...).

  • Preguntar si quieren salir y qué les gustaría hacer (dentro de las posibilidades que haya). Aunque solamente se permita dar una vuelta cerca del domicilio, quizá se les puede ofrecer ir primero por tal calle o acercarnos a tal acera porque le gustan los árboles de ahí. Esto les otorga algo de control sobre lo que ocurre y, por tanto, seguridad.

  • Elegir al progenitor que vaya a encontrarse más tranquilo en la situación de salir a la calle, al menos durante los primeros días.

  • Al volver, retomar el espacio de conversación para hablar sobre su experiencia, si les ha gustado, qué les ha faltado, qué les ha parecido más difícil, qué ha sido divertido...

  • Ajustar las expectativas, es posible que no reaccionen como esperamos. Salir, por el simple hecho de salir, no significa que vayan a estar bien y, a veces, pueden influir nuestras propias ganas de salir en las expectativas que ponemos en ellos.

Tras todo lo comentado, aún con las dudas que puedan aparecer, este es un pequeño paso dirigido a la vuelta a la normalidad, que esperemos alcanzar en las próximas semanas.


Naomi Maestre, Psicóloga.